lunes, 20 de julio de 2009

La Carrera Espacial



La carrera espacial fue una competición informal entre Estados Unidos y la Unión Soviética que duró aproximadamente desde 1957 a 1975. Supuso el esfuerzo paralelo entre ambos países de explorar el espacio exterior con satélites artificiales, de enviar humanos al espacio y de posar a un ser humano en la Luna.
Aunque sus raíces están en las primeras
tecnologías de cohetes y en las tensiones internacionales que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la carrera espacial comenzó de hecho tras el lanzamiento soviético del Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957. El término se originó como analogía de la carrera armamentística. La carrera espacial se convirtió en una parte importante de la rivalidad cultural y tecnológica entre la URSS y Estados Unidos durante la guerra fría. La tecnología espacial se convirtió en una arena particularmente importante en este conflicto, tanto por sus potenciales aplicaciones militares como por sus efectos psicológicos sobre la moral.






Antecedentes de la Carrera Espacial


Influencias militares iniciales:

Los
cohetes han interesado a científicos y aficionados desde hace siglos. Los chinos los utilizaron como armas ya en el siglo XI. El científico ruso Konstantin Tsiolkovsky teorizó en la década de 1880 sobre cohetes multi-fase propulsados por combustible líquido que podrían llegar al espacio, pero no fue hasta 1926 que el estadounidense Robert Goddard diseñara un cohete de combustible líquido práctico.
Goddard realizó sus trabajos sobre cohetería en la oscuridad, ya que la comunidad científica, el público e incluso
The New York Times se burlaban de él. Hizo falta una guerra para catapultar la cohetería a la notoriedad. Esto resultó ser un precursor del futuro, ya que cualquier "carrera espacial" quedaría inextricablemente vinculada a las ambiciones militares de las naciones implicadas, a pesar de su carácter mayoritariamente científico y de su retórica pacifista.

Influencias militares iniciales:


A mediados de la década de los 20,
científicos alemanes empezaron a experimentar con cohetes propulsados por combustibles líquidos que eran capaces de alcanzar altitudes y distancias relativamente altas. En 1932, el Reichswehr, predecesor de la Wehrmacht, adquirió interés en la cohetería como artillería de largo alcance. Wernher von Braun, un científico de cohetes en alza, se unió al esfuerzo y desarrolló armas así para su uso en la Segunda Guerra Mundial por parte de la Alemania nazi. Von Braun adoptó muchas ideas de la investigación original de Robert Goddard, estudiando y mejorando los cohetes de Goddard.
El cohete A4 alemán, lanzado en 1942, se convirtió en el primer proyectil en alcanzar el espacio[
cita requerida]. En 1943, Alemania empezó la producción de su predecesor, el cohete V2, con un alcance de 300 km y portando una cabeza de guerra de 1000 kg. La Wehrmacht disparó miles de cohetes V-2 contra las naciones aliadas, causando daños y muertes masivas. Sin embargo, murieron más trabajadores en la producción de los V2 que en los ataques.

Contribuciones alemanas


A mediados de la década de los 20, científicos alemanes empezaron a experimentar con cohetes propulsados por combustibles líquidos que eran capaces de alcanzar altitudes y distancias relativamente altas. En 1932, el Reichswehr, predecesor de la Wehrmacht, adquirió interés en la cohetería como artillería de largo alcance. Wernher von Braun, un científico de cohetes en alza, se unió al esfuerzo y desarrolló armas así para su uso en la Segunda Guerra Mundial por parte de la Alemania nazi. Von Braun adoptó muchas ideas de la investigación original de Robert Goddard, estudiando y mejorando los cohetes de Goddard.
El cohete A4 alemán, lanzado en 1942, se convirtió en el primer proyectil en alcanzar el espacio[
cita requerida]. En 1943, Alemania empezó la producción de su predecesor, el cohete V2, con un alcance de 300 km y portando una cabeza de guerra de 1000 kg. La Wehrmacht disparó miles de cohetes V-2 contra las naciones aliadas, causando daños y muertes masivas. Sin embargo, murieron más trabajadores en la producción de los V2 que en los ataques.

Raíces en la guerra fría


Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética se embarcaron en una amarga Guerra Fría de espionaje y propaganda. La exploración espacial y la tecnología de satélites alimentaron la guerra fría en ambos frentes. El equipamiento a bordo de satélites podía espiar a otros países, mientras que los logros espaciales servían de propaganda para demostrar la capacidad científica y el potencial militar de un país. Los mismos cohetes que podían poner en órbita a un hombre o alcanzar algún punto de la Luna podían enviar una bomba atómica a una ciudad enemiga cualquiera. Gran parte del desarrollo tecnológico requerido para el viaje espacial se aplicaba igualmente a los cohetes de guerra como los misiles balísticos intercontinentales. Junto con otros aspectos de la carrera armamentística, el progreso en el espacio se mostraba como un indicador de la capacidad tecnológica y económica, demostrando la superioridad de la ideología del país. La investigación espacial tenía un doble propósito: podía servir a fines pacíficos, pero también podía contribuir en objetivos militares.
Las dos
superpotencias trabajaron para ganarse una ventaja en la investigación espacial, sin saber quién daría el gran salto primero. Habían sentado las bases para una carrera hacia el espacio, y tan solo esperaban el disparo de salida.

Satélites artificiales

Sputnik


El 4 de octubre de 1957, la URSS lanzó con éxito el Sputnik 1, el primer satélite artificial en alcanzar la órbita, y comenzó la carrera espacial. Por sus implicaciones militares y económicas, el Sputnik causó miedo y provocó debate político en Estados Unidos. Al mismo tiempo, el lanzamiento del Sputnik se percibió en la Unión Soviética como una señal importante de las capacidades científicas e ingenieriles de la nación.
En la Unión Soviética, el lanzamiento del Sputnik y el subsiguiente programa de exploración espacial fueron vistos con gran interés por el público. Para un país que se había recuperado recientemente de una guerra devastadora, era importante y esperanzador ver una prueba de las capacidades técnicas de la nueva era.
Antes del Sputnik, el estadounidense medio asumía que Estados Unidos era superior en todos los campos de la tecnología. El homólogo de von Braun en la Unión Soviética,
Sergei Korolev, el ingeniero jefe que diseñó el cohete R-7 que puso al Sputnik en órbita, diseñaría más tarde el N-1, cuyo objetivo era enviar cosmonautas a la Luna. En respuesta al Sputnik, Estados Unidos emplearía un enorme esfuerzo para recuperar la supremacía tecnológica, incluyendo la modernización de los planes de estudio con la esperanza de producir más von Brauns y Korolevs. Esta reacción se conoce hoy en día como crisis del Sputnik.
Lyndon B. Johnson, vicepresidente del presidente John F. Kennedy, expresó la motivación de los esfuerzos estadounidenses de la siguiente manera:
A los ojos del mundo, el primero en el espacio significa el primero, punto; el segundo en el espacio significa el segundo en todo.
[1]
El público estadounidense, inicialmente desanimado y asustado con el Sputnik, quedó cautivado por los proyectos estadounidenses que siguieron. Los escolares seguían la sucesión de lanzamientos, y la construcción de réplicas de cohetes se convirtió en una afición popular. El presidente Kennedy pronunció discursos para animar a la gente a apoyar el
programa espacial y para intentar superar el escepticismo de los muchos que pensaban que todos esos millones de dólares estarían mejor empleados en la construcción de armas probadas y existentes, o en la lucha contra la pobreza.

Modelo del Explorer I en una conferencia de prensa de la NASA.
Casi cuatro meses después del lanzamiento del Sputnik 1, Estados Unidos lanzó su primer satélite, el
Explorer I. Durante ese tiempo se habían producido varios lanzamientos fallidos embarazosos en Cabo Cañaveral.
Los primeros satélites se utilizaron con fines científicos. Tanto el
Sputnik como el Explorer I fueron lanzados como parte de la participación de ambos países en el Año Geofísico Internacional. El Sputnik ayudó a determinar la densidad de la atmósfera superior y los datos de vuelo del Explorer I llevaron al descubrimiento del cinturón de radiación de Van Allen por James Van Allen.

Satélites de comunicaciones


El primer satélite de comunicaciones, el Project SCORE, lanzado el 18 de diciembre de 1958, reenvió al mundo un mensaje de navidad del presidente Eisenhower. Otros ejemplos notables de satélites de comunicaciones durante (o engendrados por) la carrera espacial son:
1962:
Telstar: el primer satélite de comunicaciones "activo" (transoceánico experimental)
1972:
Anik 1: primer satélite de comunicaciones doméstico (Canadá)
1974:
WESTAR: primer satélite de comunicaciones doméstico estadounidense
1976:
MARISAT: primer satélite de comunicación móvil




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